
Creo que este tema da para crear una sección especializada de nombres curiosos correspondientes a garitos y restaurantes. La sección la denominaremos Los bares de Bar Reynolds.
Precisamente el origen del término restaurante toma forma a través de la adaptación de un cartel o lema.
En un artículo de Carlos Iglesias titulado Diderot y los “salones” del buen vivir ,entre variadas disertaciones sobre el contexto enciclopedista, se cuenta precisamente la génesis de una palabra hermosa, restaurante. Transcribo a continuación sus palabras:
(…) La gran revolución se produce cuando Boulanger en 1765 abre el primer restaurante (vendía sopas y tenía un letrero en latín vulgar que rezaba: “Venite ad me omnes qui stomacho laboratis et ego restaurado vos: Venid a mi casa hombres que tenéis el estomago débil y yo os restauraré”). Una frase que tuvo tal éxito que, desde entonces, todas las casas de comidas se llaman “restaurantes”; además, debido a la fama de su repostería, Boulanger también es el “culpable” de que en Francia a las pastelerías se les llame “boulangeries”. Un establecimiento en el que se instalaba a los clientes en mesitas cubiertas con manteles. Diderot era un asiduo visitante de este local. Una fórmula triunfante que se expande entre 1790 y 1814 cuando los grandes cocineros de las casas aristocráticas se ven privados de su empleo tras la fuga al extranjero de sus amos, y deciden abrir restaurantes. Así es como bajo la influencia de la Revolución Francesa la gran cocina sale a la calle.
Pueden leer este artículo en: http://servicios.elcomerciodigital.com/gastronomia/

Durante la comida hablamos de los club de motociclistas, en concreto, del Club Vespa. Nos reímos con las vueltas a las islas a 40 km/h y la manera en que se disponen las motos para tremendas excursiones. Los preparativos incluyen neveras adosadas y todo tipo de inventos domingueros. También hablamos de los tatuajes que dejan los escapes de las Triumph por su mala colocación. Fue un día de ruta gastronómica en toda regla.
No fue mi caso aquel día pero a la hora de estar en la mesa librando batalla en conversaciones idiotas o de dudoso interés uno puede acudir a un simpático y cínico remedio para sobrevivir, se trata del libro, Manual de supervivencia en cenas urbanas, de Sven Ortoli y Michel Eltchaninoff, ISBN: 978-84-9838-183-2, Publicaciones y ediciones Salamandra (a la venta por 12 €).
Con esta lectura deliciosa, en las más difíciles y exigentes pruebas de inteligencia y urbanidad, ambos filósofos nos ayudarán a conducir la charla hacia terrenos donde podamos salir airosos.
Siguiendo con la recomendación del restaurante:
Comimos cinco personas un "churrasco" (Costillar de cerdo -mínimo para dos personas-), 2 pollos asados, papas fritas, 2 platos de fabada, queso, 1/2 Litro de vino y agua por 9 € por cabeza. Lo que por su sabroso precio incluye al Churrasco en la sección "Baratito y no siempre en domingo".
El local tiene junto a él las Bodegas Zacatín, en ellas se dispensa un vino joven elaborado por el propietario del Churrasco, D. José Eladio. La botella que incluso tiene denominación de origen se vende a un precio de 5 € por unidad.
Comimos cinco personas un "churrasco" (Costillar de cerdo -mínimo para dos personas-), 2 pollos asados, papas fritas, 2 platos de fabada, queso, 1/2 Litro de vino y agua por 9 € por cabeza. Lo que por su sabroso precio incluye al Churrasco en la sección "Baratito y no siempre en domingo".

El horario del Churrasco es:
Miércoles y jueves desde las 18:00 horas.
Viernes y sábados desde las 13:00 horas.
3 comentarios:
estamos viendo su blogspot (juanjo se masturba) y estamos flipando.... por akí hay una entendida norteña y ha dado el visto bueno, (pero bueno de cojones.....) a su magnífica elección de guachinches!!!!!!! felicidades por su magnífica recomendación... este blog es mucho más que recomendable.... es un nuevo concepto de libro de mesilla de noche.......
Se me hace la boca agua!!! Guachinches??? jajaja
Patri
Este guachinche es un pufo, el costillar es congelado y lo cobran a precio de oro. El que se quiera dejar engañar que vaya, a mi no me trancan mas.
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