Día delicioso comiendo solo en la barra del coreano de la calle La Marina. Uno de mis platos favoritos un Bulgogi (25 euros) y una ensalada de wakame (6 euros) resuelto y saludable. Con una carta menos extensa que el Ginza de las Palmas de Gran Canaria pero con un ambiente moderno lleno de mesas reservadas me dispongo en la barra de madera. La cocina coreana es rica en fermentados y arroces con huevo, salsas y tortillas. Mi querido amigo Rayco Pulido es un habitual del Ginza. Hermanos y compañía. También he coincidido con mi querido Ángel Mollá por allí. Hoy solo con un cuadro pequeño en una bolsa y con mis gafitas de sol Persol que tanto nos gustan a Lena y a mí. Conocí a artistas coreanos en Las Palmas mano de la galería Saro León. Y incluso una de ellas me hizo un retrato. Expuse en un hotel en Asia hace años. Una carpeta de grabados sobre archivo, derechos patrimoniales y justicia. Un ejercicio muy grato que nació de nuestra experiencia (Lena y yo) con Alfonso Crujera. Por si no lo saben entre las buenas costumbres de Alfonso está ir al mercado de Arucas los fines de semana y hacer pan.
Linda costumbre hacer pan. Por cierto vaya panadería excepcional la del mercadillo de Tegueste. Pan de calabaza, brioche, todo muy apetecible.
Cultura de pan, con trigos antiguos y harinas cuidadas. El agua también es fundamental en una buena elaboración.
El Bulgogi se come como un rollito de lechuga aquí los sirven con kimchi, rábano encurtido y soja macerada. Muy rico. Pedí salsa picante para darle un toque revolucionario. Comida fresca, digestiva y sana. 400 gramitos de carne.
No lo olviden Hanbok cerca del antiguo barril dorado; retrato de una generación.
Delicioso.
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